4 may 2010
Siete artistas visuales nos desconciertan a través de su particular poética visual
El interrogante se manifiesta anticipadamente en forma de imagen en movimiento invitándonos a ser partícipes del desamor de la primavera, Santi González se plantea el engaño como si de una lluvia de inocencia se tratara. La adolescencia viene de la mano de Teresa Correa; el juego de la infancia perdida, el nido vacío, la muerte que constantemente nos acecha, un viaje iniciático que nos baila a través de sus imágenes. El sentimiento de pérdida y ausencia es insinuado sutilmente en las imágenes traslúcidas proyectadas en papel de arroz de Monique Hoffman, acercándonos metafóricamente a sus desconocidos orígenes. El infinito se reinventa una y otra vez en lugares anónimos, vacíos, donde Saro Acosta sugiere la presencia humana dentro de la ausencia. Alfonso Elvira, entre tanto nos seduce a través de las palabras, texto e imagen comparten un mismo espacio, enfrentados y aniquilados de mano de la naturaleza. Naturaleza que a su vez se hace presente en la fábula de Esopo que redescubre Dácil Granados, llevándonos mágica y oníricamente a su particular mundo de ensueño; ensombrecido tan sólo, por la presencia de ese lado oscuro y siniestro que nos deja Marcos Cabrera, un autorretrato hiriente donde la introspección nos conmueve, haciéndonos partícipes del interrogante del absurdo de la existencia humana.
2 comentarios:
Que ganas de que se inaugure y ver toda la obra en su conjunto, después de tanto esfuerzo.
Felicidades a Raquel y a Jose Juan, el trabajo que están realizando con esta idea tan original es de un merecido elogio. Más, cuando literalmente lo realizan por amor al arte. Al igual que los autores, que de forma desinteresada se han prestado a colaborar en este fantástico proyecto. Todo ello sin recibir colaboración alguna para la producción del proyecto, que aún tiene más merito.
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